Cine: ‘Jurassic World: El Reino Caído’ es entretenida, pero para disfrutarla tienes que ir con la actitud y (resignación) de ver una cinta con decenas de inconsistencias. Para empezar, no se aleja del mismo modelo que se ha repetido hasta la saciedad en la franquicia. A eso se suma una serie de momentos que te piden no pensar mucho para disfrutarlos o confunden lo terrorífico con lo cómico. Hay maravilla para los amantes de los dinosaurios, pero también la sensación de que está lejos de apostarle a algo que te emocione de nuevo.
El problema con una franquicia como ‘Jurassic World’ es que es difícil imaginar nuevas maneras de extender la historia de un parque de dinosaurios a través de una trilogía. La trama suele seguir un modelo predecible que involucra la captura de algún dinosaurio (usualmente comprado por algún millonario que es el malo de la película) y su escape cuando algo sale mal. Este modelo no cambia para nada en el nuevo filme y, si algo, se siente desde ya el desgaste de esa plantilla.
Dino-nostalgia
Una de las razones por las que muchos seguirán yendo a ver las películas de ‘Jurassic’ está en la maravilla que es ver a dinosaurios con vida otra vez. De hecho, uno de los méritos que se le deben dar a la más reciente cinta es que consigue mantener esta sensación de maravilla. Es un filme que por quinta vez hace que nos enamoremos de esos gigantes magníficos de otras épocas.
El problema es que la cinta no es tan consistente como uno quisiera. Su primer arco es un poco lento y, por desgracia, su resolución puede dejar a algunos con un mal sabor de boca. Incluso se puede considerar que hay bastantes oportunidades perdidas en el camino. Después de esto, la cinta cojea entre momentos de exposición (aquellos en los que la historia se explica en diálogos) y escenas de acción. El resultado es un ritmo que a ratos funciona muy bien, pero por momentos te hace preguntar si esta película está ganando tiempo.
‘Jurassic World: El Reino Caído’ tiene el encanto y la potencia de un T-Rex. Pero quizás el problema es que después de tantas visitas al parque, hace falta algo más que un carnívoro gigante para que asuma un lugar mayor en la cadena alimenticia del séptimo arte.
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